No dejes nada cargando...o terminarás muy mal

Había una vez una joven muy desdichada llamada Carolina, quien se encontraba estudiando abogacía. Estaba en una etapa de estancamiento ya que algunas materias no las podía aprobar y otras le preocupaban su elevado contenido.

Pasaban los meses y Carolina estaba soportando una carga muy pesada con determinados temas y comenzaba a sentir pánico de no poder recibirse nunca.
El cuatrimestre transcurría y la joven estaba agotada, los profesores no daban respiro y ella sentía que el tiempo no le alcanzaba para ocuparse de tantas cosas.

Ella con su madre se llevaban como perro y gato, todo el tiempo discutían y en lugar de contenerla, la madre se limitaba a decirle: "no dejes nada cargando".

Finalmente, Carolina abandonó la carrera. Años después se arrepintió y quería volver pero como tenía que cuidar a su mamá enferma no pudo estudiar.

Harta de la tarea de cuidar a su madre y no poder estudiar, una fatídica tarde, la joven se dirigió a un edificio y se precipitó desde el último piso, muriendo al instante.

LO QUE TENÍA QUE DECIRLE LA MADRE NO ERA QUE NO DEJE NADA CARGANDO, ERA QUE NO DEJE ABOGACÍA.