¿Quién diría qué las mismas chicas que se detestan a morir son las mismas que se habían experimentado el primer flechazo de su vida aquel verano cuando tenían tan solo ocho años?
Ivory Ross vivía plenamente su vida en Colorado, con sus amigos, jugando el deporte que le apasionaba y en él cuál sentía que destacaba, con notas perfectas, su familia y mascota. Nunca habría pensado que de un día para el otro todo cambiaría, luego de aquel logro al superar al equipo de secundaria de Volleyball de Royal Woods, en Michigan, no se hubiera imaginado que la pérdida de su abuelo la llevaría a tener que ir a su funeral en aquella ciudad, y tendría que vivir allí durante varios meses.
La despedida de un ser querido tan cercano, problemas financieros, y discuciones familiares pueden ser muy chocantes pero una familia ajena no tan lejana, y en especial una deportista muy testaruda, la ayudaría a calmar sus desgracias creando nuevos recuerdos y creando una nueva versión de sí misma.