Daniel, un arquitecto de 35 años, vive en Madrid con su hija de 7 años, Sofía. Hace cuatro años, su esposa falleció en un accidente, dejándolo devastado y con la responsabilidad de criar a su hija. Aunque ha logrado construir una vida estable para Sofía, se siente vacío, como si algo faltara en su vida.
Sofía es su prioridad, y todo lo que hace es por ella. Sin embargo, la pequeña insiste en que su papá necesita ser feliz también. Una tarde, mientras pasean por el parque, Sofía ve a una mujer vendiendo galletas caseras. Curiosa y con su habitual energía, se acerca y, sin dudarlo, le pide a su padre que compre algunas.