Se quedaron allí, estáticos, mirando fijamente los orbes del otro, esperando que alguien diera el gran paso, que sellara el contrato que los uniría. Nadie más importaba, para ellos, sólo el otro ocupaba totalmente sus pensamientos, recordando las tensiones que se formaron a su alrededor cuando se vieron en la universidad, ignorando al otro acelerarse de corazón cuando el otro se acercaba a la cuenta, ignorando por qué se volvió una costumbre buscar al otro entre la multitud, ignorando a los enamorados que estaban en el otro hasta que finalmente estuvieron de pie sobre un estrado dando un "acepto" para casarse.
Autor: miohdney