El aroma del ayer

Martin y Juanjo están en su treintena viviendo en Madrid, y aunque ambos tienen una vida estable de una forma u de otra y son adultos, a veces se siguen sintiendo esos chicos que no sabían que iban a hacer con sus vidas, que no sabían donde acabarían.

El aragonés trabaja de aquello que siempre le gustó además de la música, teniendo la suerte de que esta está muy presente también en lo que hace.

El vasco trabaja en una pequeña cafetería de barrio, no es lo que le apasiona, pero es lo que le permite vivir en la capital, y tras todo lo ocurrido con eso le basta.

Martin simplemente estaba cumpliendo con su horario cuando aquel chico entró por la puerta de la cafetería para darle un sentido a su vida de nuevo.

Juanjo tan solo decidió tomar un café para entrar en calor debido al horroroso frío presente en las calles, antes de empezar su propia jornada, sin saber que iba a ser un trago mucho más dulce que amargo.

Ha pasado mucho tiempo, sus vidas han cambiado de una manera que no imaginaban, y ellos mismos también se sienten personas nuevas, pero siguen manteniendo esa esencia que les hizo perderse en el otro un día, que quedó en el paraíso de sus memorias, y que tal vez no tengan tan olvidada como creen.