Izuku Midoriya, hijo de un matrimonio muggle, recibió a los cuatro años una noticia devastadora: no poseía un quirk, aquel caprichoso don que la evolución había otorgado a la humanidad.
-No puedes ser un héroe -dijo el médico con voz fría.
Pero el pequeño Izuku no bajó la mirada.
-No tener un quirk no significa que me rendiré.
Su madre, Inko, vio en los ojos de su hijo una determinación tan pura que decidió apoyarlo sin dudar.
Y su padre, Hisashi Midoriya, sonrió con orgullo.
-Ese es mi hijo.
El médico, sorprendido, lo reconoció al instante.
-¿Usted es... el héroe sin quirk?
Hisashi asintió con serenidad, firmando un autógrafo que el doctor guardó con asombro.
Porque sí: el padre de Izuku era un héroe sin quirk.
Una prueba viviente de que el coraje puede desafiar las reglas del mundo.
Esa esperanza marcó al pequeño Izuku para siempre.
Y el día que cumplió once años...
una carta sellada con cera roja llegó a su puerta.
Remitente: Hogwarts, Escuela de Magia y Hechicería.