Deja de fingir

-Eres una falsa – dijo seguro y derrochando frivolidad, como su fachada le indicaba .
sin quitar la sonrisa de mi rostro conteste- no tengo idea de a que te refieres- el sonrió de esa manera tan suya; sínica, desafiante, venenosa, y descaradamente sexi. (malditas hormonas)- ¿nunca dejas de fingir?- pregunto, torcí mi dulce sonrisa cambiándola por una imitación de la de el- como si tu no fingieras, como si tu no fueras una farsa o no ocultaras algo detrás de tu estúpida fachada de niño popular- algo en su rostro cambio, la frívola sonrisa desapareció por un momento, dejando ver al verdadero Calvin, no la chico popular, mujeriego, capitán de futbol americano, con padre millonario, y sin preocupaciones, no a ese chico no, al chico que hace años encontré llorando de bajo de la lluvia, al chico que vi aferrarse al ataúd de su madre, el chico que fuma y bebe para olvidar su pasado y presente, el chico que toca la guitarra en las noches dedicando canciones a su madre muerta. Lo que vi en ese momento fue al Calvin que yo conocía; temeroso y desprotegido.