Entre El Toque Y La Distancia

En un cielo lleno de estrellas,
tan brillantes, tan bellas,
eres la luz que siempre elijo,
la que guía mi corazón y mi destino.

Eres la luna, única y serena,
la que calma mi alma en la noche plena.
Tu luz me envuelve, me hace volar,
en tu reflejo quisiera habitar.

Luna siempre había sido una persona de
abrazos. Para ella, el contacto físico era
como el aire, necesario y revitalizante. Un
roce casual de manos, un abrazo apretado
al saludar o simplemente apoyar su cabeza
en el hombro de alguien eran formas en las
que expresaba afecto. En cambio, Abril era
todo lo contrario. Para ella, el contacto
físico era invasivo, incómodo y, en general,
algo que evitaba a toda costa.