En un mundo que trae desgracias y miserias, se encuentran dos personas que son conocedoras de su significado. Pertenecen a diferentes mundos, pero comparten la misma realidad que ofrece.
Viviana, de escasos 18 años, con sueños y aspiraciones, se le han sido arrebatados en un abrir y cerrar de ojos, pero tiene que descubrir ¿Por qué? Para ella todo tiene un porqué, nunca deja de hacer preguntas, tiene esa hambre de saber todo. Llegará el punto en el que deje de hacer preguntas cuando descubra la respuesta a todas sus interrogantes. Esa luz que brilla en su ser le será arrebatada, ¿y sin tu propia luz cómo encuentras la manera de vivir? ¿Y si lo único que te quedaba te es arrebatado?
Dylan, con 21 años cumplidos, ha establecido que su vida debe ser larga y escabrosa, ha decidido que la felicidad no le pertenece, que no merece soñar, ni siquiera permitirse ser amado. Odia muchas cosas, una de ellas son las preguntas, toda su vida le han abrumado las preguntas, ya está cansado de ellas «¿Por qué? ¿Para qué?» Desde la muerte de su hermana, ha tenido que luchar con las preguntas internas y con las externas.
Viviana quiere respuestas a sus preguntas, y Dylan odia tener que dar respuesta a las preguntas.
En el otoño del 84, Joyce Western es expulsado del instituto después de cometer un acto horrible contra un compañero de clase.
Los días posteriores al incidente llevan a Joyce a dar un paseo a través de su infancia traumática en un último intento desesperado de comprenderse a sí mismo y su forma errática de actuar.
Un oficial de policía mira el retrovisor y suelta la única pregunta que hay en su cabeza: ¿qué te llevó a eso?