UN SUSPIRO SIN ALIENTOS

En los rincones donde el tiempo calla,
viven susurros de risas y abrazos,
huellas borrosas en la arena marcada,
de pasos que nunca regresaron.
Se encienden destellos de viejas auroras,
suspiros de días de aroma fugaz;
hoy son cenizas de historias doradas,
melodías que el viento quiso guardar.
Oh, si pudiera el reloj detenerse,
y sus manecillas girar hacia atrás,
tal vez hallaría las palabras silentes,
y puentes que nunca aprendí a cruzar.
Reparar los bordes de sueños quebrados,
llenar con colores lo que quedó gris,
recobrar los abrazos que fueron negados,
y bailar en los campos de un tiempo feliz.
Pero el río avanza, su curso imparable,
no hay marcha atrás en su eterno fluir.
Solo queda abrazar lo que es imborrable:
el eco en mi pecho que no deja huir.
Porque en lo perdido habita la vida,
como un faro que guía en mares de sal,
y aunque el pasado es tierra dormida,
es raíz que nutre mi puerto actual.