He sido buena persona, tanto que he considerado que mi corazón es mi mayor tesoro. Casualmente me he enamorado perdidamente de una pirata apasionada de los tesoros. No se en que momento ella se fondeó en mí y con sus pesadas anclas se clavo en el fondo de mi pecho. La ame de inmediato, lo suficiente para entregarle mi corazón en sus manos, lo suficiente para evitarle la molestia de que ella misma arrancará de mis entrañas lo más hermoso de mi ser. Era una pirata despiadada, enamorada de los viajes sin retorno, y eso ahora lo entiendo. La última vez que la vi, estaba en un bar de mala muerte, observe a la perfección como apostaba lo que para mí era su mayor tesoro, ese día ella perdió una apuesta, y yo perdí el corazón. Ella no regreso, pero sigo aquí en el mismo bar esperando que ella regrese a recuperar lo que un día nos perteneció.All Rights Reserved
1 part