Donde la luz de la esperanza ya estaba pagada pero no todo estaba perdido para el pelinegro y la pelirosa que aún tenían una historia de amor que comenzar.
... giró su vista al frente... en su mente se repetía que todo tenía una causa, que todo valía la pena... no creía en el destino, simplemente aceptó que en su vida no había cabida para el amor y la felicidad, al igual para el rubio, se enfocaría en su trabajo, cumplir con su deber y no faltarle a su pareja...