Isabella nunca había sido una chica común. Con su cabello castaño desordenado, sus ojos miel llenos de curiosidad y una actitud desbordante de sarcasmo, se destacaba sin esfuerzo. Desde pequeña, tenía una lengua afilada y una mente aún más aguda, siempre cuestionando todo a su alrededor. No era el tipo de persona que se dejaba llevar por la corriente. Sus padres la habían criado con una mezcla de amor tradicional mexicano y las costumbres estadounidenses, y aunque siempre estuvo dividida entre esas dos culturas, lo que más la definía era su inteligencia y su carácter rebelde.
Desde que tenía recuerdos, siempre había tenido a Walker cerca. Walker, o "Walk" como ella solía llamarlo, era hijo de los amigos más cercanos de sus padres. A lo largo de su infancia, él y Isabella compartieron vacaciones, cenas familiares y días de verano interminables jugando juntos. Sin embargo, a medida que crecían, las cosas cambiaron.