Los Teen Titans se encontraban peleando contra Demente Mood, pero el villano atacó a Robin y lo convirtió en un niño, tal vez de diez u once años. El joven líder quedó inconsciente, y los Titanes, al ver a su compañero afectado, corrieron hacia él. El villano aprovechó la distracción para escapar.
Robin fue llevado a la Torre Titán, aún inconsciente. Cuando despertó, los Titanes se dieron cuenta de que no tenía recuerdos de ellos. Para empeorar las cosas, el pequeño comenzó a atacarlos, pensando que lo habían secuestrado. Después de varios intentos fallidos de calmarlo, Raven decidió encerrarlo en una burbuja mágica para evitar que siguiera atacando.
Mientras Robin permanecía contenido, los Titanes discutieron qué hacer. Llamar a Batman no era una opción viable; sabían que el Caballero de la Noche podría no atender la llamada, y si lo hacía, probablemente castigaría al chico.
Tras mucho deliberar, Raven sugirió llamar a un viejo amigo de Robin, alguien que podría calmarlo. Ella recordó que su líder había mencionado sentimientos hacia cierto velocista, aunque estos no eran correspondidos. Después de contactar al chico, este aceptó a regañadientes ayudar, ya que estaba algo ocupado, pero comprendió la urgencia de la situación.