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Willow Kim pasaba tardes enteras admirando el rostro serenó del chico que hace no tanto habÃa ingresado a un coma tras caer de un segundo piso. Su rutina por dos largas semanas fue, entrar al cuarto, saludar a las cuatro paredes que la recibÃan en silencio y decirle a Miguel DÃaz lo lindo que estaba el clima y lo deseosa que estaba porque llegara el momento en que despertará.