Ambos príncipes yacían tranquilos sobre la hierba, uno sentado con su lira en mano, tocando suaves acordes, mientras el otro descansaba reclinado en sus piernas, mirando el cielo. El viento acariciaba las copas de los árboles, creando un ambiente cálido y sereno.
-... Venti, ¿Sylvaris siempre estuvo cubierto de nieve? -preguntó el príncipe demonio, la mirada fija en las nubes que se deslizaban lentamente por el cielo.
El ángel levantó su mirada hacia el horizonte, sintiendo el peso de la pregunta, antes de dejar la lira a un lado y llevar su mano al cabello ajeno. Con gestos suaves y meticulosos, comenzó a peinarlo con los dedos, dejando que el silencio entre ellos hablara más que cualquier respuesta.
-¿Sabías que una vez, un corazón roto congeló todo un bosque?