Siempre nos contaron las historias de amor como los sucesos mágicos que más anhelamos en nuestras vidas. Que siempre llega una casualidad que nos une.
Que los involucrados siempre están destinados a merecerse, sin importar las circunstancias.
Que al final lo único que logra separarlos es la muerte, y que aún después de la vida, sus almas seguirán unidas por la eternidad.
Pero nunca nos dijeron lo difícil que sería un amor donde nos auto convencemos de que pertenecemos ahí, que sí o sí nos obligamos a aceptar ese lugar porque las situaciones nos han hecho creer eso. Así nos vaya mal, así estemos con los corazones rotos, siempre tendremos ese lugar al que llamaremos refugio porque nos reusamos a salir al mundo, nos reusamos a cambiar las cosas malas porque para nosotros no hay nada bueno.
Mi vida siempre estuvo llena de problemas.
Crecí entre golpes, alrededor de gritos y llena de lágrimas.
Cuando creces rodeada de cosas malas, cuando lo único que has visto y aprendido es lo terrible que puede ser la vida, no puedes escapar. Todo te arrastra una y otra vez al mismo sitio y a las mismas personas, a esa persona.
Y a veces, cuando las personas sí logran tener un rayito de esperanza, nos puede doler.
Solo por el simple hecho de que para ti, todo está perdido.
Ella odia la atención
Él adora la fama que tiene como jugador
Ella ama leer
Él ama el fútbol
¿Conseguirán ser más que amigos aunque ella sea vasca y él catalán? ¿Aunque ella odie el fútbol y él leer? ¿Aunque él la vea como la fan del Athletic y ella como el defensa del Barça?