El Vacío Bajo la Porcelana
En un pequeño pueblo, una tienda de antigüedades guarda una muñeca de porcelana aterradora con el rostro roto y un oscuro hueco en su mejilla. La propietaria de la tienda advierte a todos que no la miren demasiado ni se la lleven, pues la muñeca está envuelta en una maldición antigua.
Ayako, una joven artista, compra la muñeca ignorando las advertencias, intrigada por su peculiaridad. Desde la primera noche en su apartamento, cosas extrañas comienzan a suceder. Un frío inexplicable, crujidos en la oscuridad, y la sensación de ser observada por la muñeca. En las noches siguientes, los eventos se intensifican: susurros, llantos desgarradores y sombras retorcidas llenan su hogar. La muñeca parece cambiar, y el hueco en su rostro se agranda, revelando algo vivo en su interior.
En la noche final, Ayako despierta paralizada en su cama, incapaz de gritar, mientras el hueco en la cara de la muñeca se abre completamente. Una mano huesuda emerge del abismo y la atrapa, llevándola a un destino desconocido. A la mañana siguiente, Ayako desaparece, y la muñeca regresa a la tienda, ahora más aterradora que antes.
La gente del pueblo comienza a escuchar llantos y ruidos inexplicables cerca de la tienda, pero nadie se atreve a entrar. La leyenda de la muñeca se convierte en un temor colectivo, y aquellos que se atreven a mirarla fijamente afirman que en su hueco oscuro pueden ver sus propios rostros atrapados, gritando en silencio.
Todos cargamos con un poco de locura dentro de nosotros. Y es esa irracionalidad la que lo alimenta, la que dibuja una sonrisa que muestra sus dientes afilados y listos para romper piel y destilar sangre. Él puede olfatear la locura en tu alma como un sabueso entrenado, hambriento de dolor, destiñendo decadencia y muerte. Shhh, no digas su nombre.
Cover Art & Design: Consuelo Parra