Roberto corría, las piernas le ardían, el corazón le latía desbocado, pero seguía, mientras sus lágrimas eran llevadas por el viento. Mientras que Beatrice se abrazaba a sí misma y con el mentón en sus propias rodillas lloraba por el amor que no quería luchar con ella, ni por ella.
Lo que ambos no sabían en ese momento, es que su amor estaba destinado a ser, que estaban encadenados al otro y que, no importaría la lealtad, pues tarde o temprano, estarían de vuelta a los brazos del otro.
(ORIGINAL)
Lo que estas a punto de leer son puntos de vista de personas que llegaron a sufrir depresión en algún momento de su vida, todo lo que aparecera serán cosas diferentes, en algunas veces dirán los mismo pero en otras simplemente la depresión es más fuerte.