Año 117 después de Cristo.
El Imperio Romano alcanzó su mayor extensión, casi perfecto, con desarrollo de tecnología agropecuaria, política, filosofía, etc.
Pero su mayor entretenimiento eran los gladiadores, peleadores resistentes, calentando el aura con cada movimiento de sus ataques, y aspirantes a la victoria, especialmente el caso de Cneo, un talentoso gladiador con pasión hacia su oficio.
En una de sus luchas, notó una silueta de telas blancas y de cabello cedizo, del cual quedó impresionado y atraído.
Esa silueta pertenecía a Alfidia, de característica mudez, que solía tocar el arpa y se presentaba en ese sitio por el hecho de que su hermano estaba herido y lo apoyaba en curarse. Cneo, lentamente se acercaba a ella para conquistar su corazón. Sin embargo, su romance quedó en medio de un conflicto, pues el hermano de Alfidia, Cassius, guardaba rencor hacia Cneo, haciendo todo lo posible para separarlos.