La guerra ninja había terminado hace un par de años, dejando cicatrices físicas y emocionales en todos los que participaron. Sakura Haruno, ahora una reconocida médica de élite, dedicaba la mayor parte de sus días al hospital de Konoha. Kakashi Hatake, como Sexto Hokage, llevaba el peso de reconstruir la aldea, pero siempre encontraba un momento para visitar el hospital. Decía que era para "ver cómo iban las cosas", aunque Sakura sabía que, en realidad, buscaba excusas para evitar el papeleo.
Los días siguientes fueron diferentes. La relación entre ambos tomó un rumbo nuevo. Kakashi, con su humor seco y reservado, encontró en Sakura a alguien que podía comprenderlo de verdad. Y Sakura, quien había pasado tanto tiempo persiguiendo sueños del pasado, descubrió que el presente podía ser aún más dulce.
El amor entre ellos no fue apresurado ni dramático, sino como una flor que crece con el tiempo: lenta, pero firme y hermosa. A veces, el destino tiene formas curiosas de unir a las personas, incluso cuando menos lo esperan.