Nosotros ya sabemos cómo termina esta historia. Pero aún no sabemos cómo empezó, cómo se cruzaron nuestros caminos, cómo una simple mirada pudo ser el inicio de algo tan grande, tan transformador.
Quizás la belleza de las historias no está en su desenlace, sino en todo lo que ocurre antes de llegar a él. En los momentos en que decidimos arriesgar, cuando nuestros corazones laten más rápido, cuando todo lo que queremos es descubrir qué sucede a continuación. Porque si no conocemos el principio, ¿cómo podríamos entender el final?
Es por eso que estamos aquí, para permitirnos explorar, para desentrañar las primeras notas de una melodía que, aunque ya sabemos cómo termina, merece ser escuchada. Para recordar que, aunque el final sea inevitable, lo que realmente importa es cómo comenzamos, cómo nos atrevimos a empezar.