EL BESO DEL DIABLO

¿𝑄𝑢𝑒́ 𝑝𝑎𝑠𝑎 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑛 𝑎́𝑛𝑔𝑒𝑙 𝑏𝑒𝑠𝑎 𝑎𝑙 𝑑𝑖𝑎𝑏𝑙𝑜? 𝑂 𝑝𝑒𝑜𝑟 𝑎𝑢𝑛, ¿𝑞𝑢𝑒́ 𝑝𝑎𝑠𝑎 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑙 𝑑𝑖𝑎𝑏𝑙𝑜 𝑠𝑒 𝑜𝑏𝑠𝑒𝑠𝑖𝑜𝑛𝑎 𝑐𝑜𝑛 𝑢𝑛 𝑎́𝑛𝑔𝑒𝑙?

El pequeño pueblo de Midhold no es muy distinto a las descripciones de otros pueblos pequeños: cada habitante se conocía por nombre y apellido, la mayoría había nacido y crecido en las mismas casas donde hoy criaban a sus hijos, y pocos se atrevían a cruzar más allá de los límites del pueblo. Nada escapaba a la mirada atenta de los vecinos, y los turistas parecían ignorar su existencia, como si Midhold estuviera oculto en un rincón olvidado del mapa. Pero como suele decirse, en un pueblo chico, el infierno puede ser grande.

Sophie, como toda chica de Midhold, nació y se crió en una pintoresca casa en la calle Ruby Route. Sus abuelos maternos le habían enseñado a amar las pequeñas cosas de la vida, y Sophie pasaba sus días leyendo, estudiando y trabajando medio tiempo en la florería de la señora Miller. Su vida era una rutina tranquila y predecible, que rara vez cambiaba.

Todo cambió un 13 de septiembre. La tranquilidad de Midhold se desvaneció de golpe cuando encontraron a Richard Dyer muerto en su casa, tendido en un charco de sangre. La noticia se esparció rápidamente, sembrando el miedo y la desconfianza entre los vecinos, que empezaron a sospechar que el peligro acechaba más cerca de lo que querían admitir.

En medio de este caos, la vida de Sophie también se trastoca con el regreso inesperado de su padre, quien la había abandonado hace años, y la aparición de un misterioso chico que no dejaba de mirarla como si fuera su presa.