En las calles de Roma, entre los murmullos del pueblo, aún se cuenta la historia de un emperador inquebrantable que amó a un hombre. El gran César Fyodor Dostoievski, conocido por su dominio absoluto y su fría majestuosidad, fijó su mirada en un gladiador llamado Nikolai, un joven de pueblo cuya vida fue destruida por la mano del imperio. Obligado a luchar en la arena, Nikolai se convirtió en leyenda, pero fue su encuentro con Fyodor lo que encendió una pasión secreta, un amor prohibido que los unió en silencio.
El pueblo aún susurra sobre su vínculo, sobre cómo, incluso en la oscuridad de la arena, dos almas se encontraron. Y aunque Roma siguió su marcha implacable, el recuerdo de aquel emperador y su gladiador perdura en la historia, un eco lejano que recorre las avenidas de la ciudad, dejando tras de sí una historia que jamás se olvidará.