Emma siempre fue buena amando pequeñas cosas. Ama el olor de sus pinturas cuando está sentada frente a un lienzo en blanco, ama cuando la música llena cada rincón de su habitación, ama las cenas con su familia y sus charlas nocturnas con su hermana. Pero sobre todo ama a Daniel, su mejor amigo. Lo ama de una forma que no se atreve a decir en voz alta, de una forma que hace que su corazón palpite con fuerza, como si quisiera escapar de su pecho. Él es su mejor amigo, su cómplice, una parte esencial de su mundo, pero también es el responsable del nudo en su garganta y del silencio que florece en su pecho.All Rights Reserved
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