La ciudad estaba sumida en la oscuridad. Las luces de los edificios titilaban como reflejos de una esperanza que se desvanecía. En los barrios olvidados, donde la pobreza y la desesperación se habían apoderado de todo, un anuncio misterioso comenzó a circular. "Una oportunidad para cambiar tu destino. Juega, o muere". Nadie sabía quién estaba detrás de la propuesta, pero la promesa de dinero suficiente para borrar todas las deudas, todas las cicatrices de una vida rota, era demasiado tentadora.
En un rincón de la ciudad, cuatro personas recibieron la invitación, cada una cargando con su propia historia, sus propios fracasos y sacrificios. Lisa, una joven que había perdido todo por un sueño roto; Jisoo, una mujer atrapada entre las expectativas y la ansiedad; Rosé, cuyos esfuerzos por encontrar un propósito parecían siempre en vano; y Jennie, cuya vida estaba marcada por una serie de decisiones equivocadas que la habían llevado al borde del abismo.
A través de una llamada telefónica, todos se encontraron con la misma propuesta. Un autobús, oscuro como la noche, los llevaría a un lugar del que nunca podrían hablar, donde se jugarían juegos de vida o muerte. Al principio, la duda invadió sus mentes. Pero el miedo a perderlo todo, a morir sin haber hecho nada significativo, los empujó a tomar una decisión irrevocable.
El autobús los recogió en silencio, y las puertas se cerraron sin retorno. Cuando llegaron al lugar, lo único que podían ver era la vastedad de un campo desolado, rodeado por muros altos y cerrados. Un lugar donde no importaba quién fueras ni lo que habías sido. En este juego, todos eran iguales.
Al frente, una figura misteriosa se erguía, anunciando las reglas: "Sigan el juego, o enfrentarse a la muerte. No hay vuelta atrás".
Así comenzó el juego. Y todos sabían que no solo estaban luchando por el dinero. Estaban luchando por su vida.