Ellie nunca imaginó que aquel chico de sudaderas y lentes, a quien veía todos los domingos en la iglesia, se convertiría en su primer amor. Su relación fue pura y llena de detalles: cartas, abrazos y miradas que hablaban más que las palabras. Pero las inseguridades de Ellie la llevaron a tomar una decisión que marcó sus vidas: dejarlo ir.
Mientras Joel Andrés, siempre caballeroso, seguía su camino, Ellie quedó atrapada entre el amor que sentía por él y la certeza de que no era suficiente para alguien como él. Los años pasaron, pero el destino, caprichoso, los cruzó en más de una ocasión. Ellie sabe que aún lo ama, pero también entiende que algunos amores no están destinados a quedarse. ¿O tal vez sí?