Lía buscaba empezar de nuevo. La universidad era su oportunidad para mantenerse en las sombras, perderse entre libros y aulas, y dejar atrás un pasado que preferiría olvidar. Pero todo cambia cuando conoce a Damián, un estudiante de último año con una sonrisa encantadora y una mirada que parece leerle el alma.
Al principio, Damián es la definición del chico perfecto: atento, carismático, admirado por todos. Pero a medida que Lía se adentra más en su mundo, comienza a notar grietas en esa fachada impecable. Hay algo en su intensidad que la inquieta, algo en su presencia constante que comienza a sentirse asfixiante.
Lo que empieza como encuentros casuales pronto se convierte en algo más. Damián no solo la ve, la observa. No solo la cuida, la controla. Y mientras Lía intenta desesperadamente mantener la cordura, se da cuenta de que hay algo oscuro detrás de esa sonrisa, algo que no la dejará ir fácilmente.
Porque Damián no está dispuesto a perder a Lía, y para él, el amor no tiene límites... ni reglas.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...