Geremías el Vagabundo

Soy un vagabundo que, junto a mi fiel amigo Cartón, viaja por el mundo libremente, sin ataduras, sin responsabilidades, mi mochila, mi perro, mi cartón de vino y yo. Pero, eso es ahora, claro está, mi vida no ha sido siempre así.
¿Quién me diría que mi vida daría un vuelco de 180º? De tener un trabajo, familia, amigos e ilusión, a perderlo todo, incluso la salud.
Qué triste, pero, al mismo tiempo, qué desconcierto, soy feliz dentro de mi tristeza, con total seguridad y convicción, puedo exclamar a los cuatro vientos ¡qué feliz soy dentro de mi tristeza!
Cuando uno es un don nadie como yo, sin repercusión social en grupos de amigos, ni familiares, ni gente conocida, parece ser que soy transparente, la mayoría de las personas pasan por mi lado mirando al frente sin inmutarse, es algo que me gusta, prefiero pasar desapercibido.
El mundo me ve como una persona fracasada, probablemente mermada intelectualmente y con problemas de memoria y alcoholismo, pasan por alto que tengo un corazón que palpita en mi interior, recuerdos, añoranzas y, sobre todo, mucho dolor.
Las limosnas del prójimo son mi sustento, algunas personas con aporofobia rechazan al pobre, al mismo tiempo, envidian al rico.
Soy un trotamundos, voy trotando por el mundo, junto a mi perro Cartón, aparezco en un lugar y luego desaparezco para siempre, de ahí mi apodo, vagabundo, persona que vaga por el mundo...
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