He aquí, mi manuscrito, soy un filósofo ciego y anciano, he pasado largos años de mi vida leyendo libros y reflexionando.
Dejo aquí presentes algunas de las vivencias más bonitas que tuve, junto a mis propias reflexiones, por ello, escribí este libro.
A lo largo de mi vida, tuve enormes alegrías, prosperidad y riqueza emocional, al mismo tiempo, sufrí las peores desavenencias y más fuertes embestidas de la vida.
Traté de hacer mejor persona a los demás, partiendo de la base de una mejora continua de mi propia personalidad.
No existe la vida perfecta, ni el lugar perfecto, ni la persona perfecta, tan solo existen momentos memorables, sentimientos de alegría, emociones de dicha, aceptación y satisfacción.
El bien y el mal, el yin y el yang, el día y la noche, la luna y el sol, el frío y el calor, el agua y el fuego, el placer y el dolor.
El recorrido de la satisfacción de las personas tiene como meta la aceptación. El aceptar es una de las cosas más difíciles de conseguir, aceptar el destino ha sido para mí una de las claves de la vida.
La pobreza no viene de la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos.
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