Ella sacrificó su propio corazón por salvarlo a él. Decidió que pasar el resto de su eternidad sola y con el corazón roto era un precio justo por ver al amor de su vida con vida, aunque este no la recuerde, aunque ahora sea un humano, un mortal. El verlo desde lejos y cuidarlo desde las sombras a sabiendas que no la recordaba a ella ni a los siglos que pasaron juntos era de alguna forma un consuelo para su maltrecho corazón, pues prefería eso a qué ya no pidiera verlo jamás. Sin recordar la horrible verdad que a ella le atormentaba día y noche desde que se sacrificó por amor. Aúnque el destino es un poco caprichoso y a los dioses nadie los entiende. A la naturaleza le gusta manter un balance y sobre todo, todo sacrificio tiene un beneficio y está no será la excepción.All Rights Reserved