- Exceptuando su gusto por el freestyle, Mateo y Delfina eran abruptamente diferentes, lo cual hizo que más de una vez tengan frenéticos choques de personalidad durante el año escolar. Para su mala suerte, parecían vivir en el mismo mundo musical, y oportunamente deberían encontrarse en reiteradas ocasiones en la misma plaza en la que ambos rapeaban, el único aspecto en el que se podía decir que compartían una amena pasión.
- A pesar de no soportarse, casi involuntariamente, se habían visto coaccionados a forjar una cercana relación, y casi sin darse cuenta, la soledad martillaba las paredes de los corazones de ambos adolescentes cuando por primera vez no coincidían en la plaza o simplemente no se cruzaban con el otro como estaban acostumbrados.
Al parecer los chicos no parecían ser tan diferentes después de todo.
Donde el corredor argentino, conocido por su facilidad para chamuyar, cae ante una chica Ferrari
Donde Julieta, sin querer, cae ante el argentino chamuyero