Layla, una joven de 18 años recién llegada a la universidad en una ciudad extranjera, se siente atrapada entre la búsqueda de su lugar en el mundo y la sensación de no encajar en ningún sitio. Un día, tras un encuentro casual con un misterioso hombre de barba blanca en una tienda de antigüedades, Layla adquiere un diario antiguo que, según el dueño, tiene el poder de mostrarle visiones del futuro.
Pero el diario no es solo una ventana hacia lo que está por venir; es un guía que, a través de sus páginas, revela los secretos más profundos de su vida emocional y sexual. A medida que Layla explora sus visiones, comienza a descubrir aspectos de sí misma que nunca imaginó, desde su identidad sexual hasta la naturaleza de sus relaciones. Sin embargo, cada visión tiene un precio: sacrificios emocionales y la pérdida de recuerdos importantes que la llevan a cuestionar sus decisiones y su capacidad para controlar su destino.
Mientras las visiones la empujan a tomar decisiones impulsivas, Layla se enamora de un chico, quien parece ser su alma gemela. Pero al intentar adelantar los acontecimientos para asegurarse un futuro perfecto, su uso imprudente del diario empieza a alejarla de él. A medida que el daño se hace irreversible, Layla se da cuenta de que el verdadero poder del diario no está en predecir el futuro, sino en aprender a vivir con las decisiones que uno toma, aceptando tanto el dolor como el crecimiento personal que vienen con ellas.
En un viaje de autodescubrimiento, Layla deberá enfrentar las consecuencias de su curiosidad y aprender a equilibrar el amor, el destino y su propia identidad, mientras lucha por reconquistar lo que una vez perdió.
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.