Sofía y Hugo siempre habían tenido una relación difícil, llena de discusiones y desacuerdos. Sin embargo, con el tiempo y encuentros fortuitos en la pista de hielo, Hugo comenzó a verla de una manera diferente. A pesar de sus constantes choques, descubrió una faceta de Sofía que lo cautivó, y poco a poco, empezó a enamorarse de ella.
En una despedida inesperada, Hugo le confesó a Sofía que debía marcharse durante varios años debido a responsabilidades personales. Antes de irse, en un momento de vulnerabilidad, le preguntó quién le gustaba. Sofía, nerviosa y sincera, admitió que nunca había pensado en sí misma ni en sus propios sentimientos porque siempre estaba enfocada en proteger su reino. Hugo, lleno de esperanza por lo que podría surgir entre ellos, prometió volver algún día.
Cuando Hugo regresó y vio que Sofía estaba comprometida, sintió una profunda traición. Creyó que ella le había dado falsas esperanzas, y su amor se transformó en resentimiento. Incapaz de comprender las razones detrás de sus acciones, comenzó a odiarla, sin saber el sacrificio que ella había hecho ni los sentimientos que guardaba en silencio.
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