En una fiesta del Ejército, donde trabaja mi padre, choqué de casualidad con un hombre de un metro noventa y cinco, quedando flechada al instante, me disculpé de inmediato, dándome cuenta de la diferencia de alturas y el simplemente te sonríe con dulzura -No hay problema, no te preocupes... También iba algo distraído... Mis ojos no pueden creer lo que ven, es literalmente el hombre más hermoso que he visto en tu vida. Solo hay un problema: soy la hija menor de edad del Sargento Price. Bueno... A mis diecisiete años, mi padre me sigue viendo cómo una niña y, probablemente, aquel hombre con el que acabo de tropezar también. Maldigo por lo bajo y me alejo rápidamente de él, dejándolo algo confundido.All Rights Reserved