La vida de Tony y Steve Rogers cambia radicalmente cuando a su hijo Peter, de sólo dos años, le diagnostican una leucemia. Inmediatamente, Tony abandona su carrera de abogado y su empresa en ascenso para dedicarse por entero al cuidado de su hijo. Su única esperanza para salvarlo es tener otro hijo. La ingeniería genética es un campo que plantea aún cuestiones morales muy espinosas, pero para los Rogers es la única opción. Así es cómo nace Harley, y entre él y Peter se establece una relación mucho más profunda de lo normal, sobre todo porque ambos tendrán que someterse a diversos tratamientos médicos y compartirán largas estancias en el hospital.