Cicatrices

Hay amores que te transforman, que llegan cuando crees que ya no hay nada que salvar. Gabriel fue ese amor para mí, el primero después de perder a mi hermano, mi único apoyo, mi única familia. Él apareció en un momento en que la oscuridad parecía invadirlo todo, trayendo luz donde solo había sombras.

Nos amamos con una pasión que ni el tiempo ni el dolor pudieron borrar, no una, sino dos veces. Pero, el destino cruel intervino una vez más, separándonos cuando ya no pensábamos que eso fuera posible. Y aunque nos volvimos a encontrar, el precio de ese amor perdido fue más alto de lo que imaginamos, dejándonos marcados por las cicatrices que nunca dejarían de doler.