Y entonces fueron sus ojos azules, cargados no sólo de ira, sino de amor, melancolía y arrepentimiento, lo último que su alma guardó en ella. Él no entendió por qué, incluso en el dolor final, su pecho se llenaba de ternura al verlo. 'Te amé', quiso decir, pero las palabras murieron en su garganta, ahogadas por el filo de la traición. El reflejo de aquel ojiazul, temblando frente a él, sería la última imagen que lo perseguiría, vida tras vida.All Rights Reserved
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