- Eres un maldito... - murmuró entre dientes, aferrándose a su camisa mientras su cuerpo cedía ligeramente al momento.
- ¿Un maldito qué? - preguntó Hisoka, su tono incitándola a continuar mientras su sonrisa se ensanchaba. Su rostro estaba tan cerca del de ella que podía sentir cada vibración de sus palabras contra su piel.
- Idiota. Lunático. Enfermo. - Las palabras de Machi salieron, pero el peso de su voz era mucho más débil de lo que quería. No apartó sus manos ni dejó de corresponder a su cercanía.
- Oh, me estás halagando... - dijo Hisoka, inclinándose para besarla de nuevo, pero esta vez bajó lentamente por su cuello, dejando un rastro de caricias con sus labios que hicieron que Machi se tensara, aunque no de rechazo.
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