Los flashes de las cámaras eran constantes, como si el universo quisiera recordarles que nunca estarían completamente solas. Para Alyssa Bale Hathaway, los reflectores habían sido parte de su vida desde antes de que pudiera entender lo que significaban. Los titulares la seguían, los murmullos la juzgaban, y las expectativas parecían estar siempre un paso delante de ella.
Jenna Ortega no era diferente. La fama había llegado a su vida temprano, llevándola a un mundo donde las sonrisas se forjaban para las cámaras y las palabras eran cuidadosamente elegidas para evitar un escándalo. Pero había algo que Jenna nunca había aprendido a controlar: su corazón.
Cuando se conocieron en el set de Mia Reed, el proyecto que prometía redefinir sus carreras, ninguna de las dos sabía que estaban a punto de enfrentarse a un guion que no podrían ensayar. Una mirada fue suficiente para sembrar una semilla de duda, de curiosidad, de algo más que amistad.
Con cada escena que compartían, las líneas entre la realidad y la actuación se desdibujaban. Los silencios entre tomas se llenaban de preguntas no dichas y miradas que duraban un segundo más de lo necesario. Jenna intentaba mantenerse distante, pero los ojos de Alyssa eran un imán del que no podía escapar. Y Alyssa... Alyssa estaba perdida, rendida ante un sentimiento que no había anticipado.
Pero el amor, cuando se mezcla con el miedo, puede convertirse en un campo de batalla. Las dudas, los celos, y las palabras no dichas construyeron un muro entre ellas. Sin embargo, incluso en los momentos más oscuros, Alyssa siempre encontraba a Jenna en la multitud. Su figura, su risa, sus ojos marrones... Jenna era un constante en su vida, incluso cuando estaban separadas.
Y así comenzó su historia. No con un beso, ni con una promesa, sino con una mirada. Una que nunca olvidaron.
Famel oc, wlw story.
Las Slytherin son tan...¡Ugh! | Hermione Granger| |Ginny Weasley|
55 parts Ongoing
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Ongoing
Hogwarts siempre había sido un campo de batalla. No importaba cuántos años pasaran ni cuántos alumnos nuevos llegaran, la rivalidad entre Gryffindor y Slytherin era una constante, tan arraigada como los cimientos del castillo.
Pero si había alguien que llevaba esta rivalidad a otro nivel, eran ellas.
Ginny Weasley no soportaba a Helena Carrow. No era solo que Helena fuera una Slytherin arrogante y peligrosa; era la forma en que siempre tenía la última palabra, en que la miraba con esa sonrisa burlona, en que parecía saber exactamente qué decir para encender su furia.
Por otro lado, Selene Avery no podía ni ver a Hermione Granger. Le fastidiaba su perfección, su forma de creer que tenía todas las respuestas, su constante necesidad de demostrar que era mejor que los demás. Pero lo que más le molestaba era que, en el fondo, quizás sí lo era.
Eran el agua y el aceite, Donde estuvieran las cuatro, el ambiente se volvía eléctrico, y, aunque nadie lo admitiera en voz alta, los enfrentamientos entre ellas eran casi un espectáculo.
Pero los tiempos en Hogwarts estaban cambiando.
La oscuridad se filtraba por los pasillos, silenciosa pero implacable. El regreso del Señor Tenebroso no era solo un rumor lejano; Las líneas entre el bien y el mal empezaban a desdibujarse. Y lo que ninguna de ellas imaginó fue que, en medio de la tormenta, las enemistades se transformarían en algo más.
Porque hay una delgada línea entre el odio y la atracción. Y a veces, los enemigos más acérrimos esconden la historia más intensa