En estos juegos de la vida y la muerte, los jugadores avanzan como si de peones se tratara, tan pequeños, insignificantes, pero decididos. Luchan no por gloria, sino por un rey que observa desde las sombras, protegido por piezas mayores. La reina, puede morir por el rey, que jamás abandona su fría estrategia.
Pero en ese sangriento tablero, un pequeño peón puede llegar al final y transformarse, alcanzar el poder que jamás soñó. No para proteger al rey, sino para enfrentarlo si es necesario, recordándole que incluso los más pequeños pueden cambiar las reglas.
En esta juego, el jugador 456 y 001 son más que oponentes. Son piezas en un juego donde cada movimiento está cargado de pasión contenida, de sacrificios calculados, y de una obsesión tan oscura. Porque en este tablero, no es solo el rey quien observa; también el peón observa anhelando un fin. Pero, no solo se trata de ir contra las reglas, es ir en contra de sus instintos.
Saber que algo tan pequeño, puede tener tan oscuros secretos detrás de esos lindos ojos color verde oliva, Logan y Wade se tendrán que enfrentar a todas estas atrocidades a medida de que su niña crezca, pero todo no será tan malo, también lograrán descubrir sentimientos que nunca antes ellos habían visto. ¿Que podría pasar?