Juro que no lo estaba espiando.
Fue su culpa por dejar la puerta abierta de su habitación mientras se cambiaba. Lo he visto con poco ropa antes, y jamás lo he mirado con otros ojos. Es arrogante, irritante, y cuando me llama príncipe con ese tono sarcástico, lo quiero es cerrarle la boca... con un puñetazo.
Pero esta vez, vi algo que no debería haber visto. Y ahora, no puedo dejar de pensar en ello.
De repente, pensamientos inapropiados comienzan a rondar en mi cabeza, amenazando con desmoronar la armonía de nuestro nuevo hogar.
No debería desearlo. No puedo desearlo. Pero lo hago.
Una fiesta de disfraces y un plan descabellado para conseguir al chico que ocupa mis fantasías, podrían cambiarlo todo.
¿El problema? Ese chico es el único al que no debería querer.
Kim nunca pensó que mentir en su currículum la llevaría a una completa travesía con su joven jefe.
Nico nunca pensó que darle una oportunidad a Kim la convertiría en el amor de su vida.