Diana acaba de comenzar el tercer curso de la universidad, tratando de encontrar su lugar en un mundo lleno de nuevos rostros y desafíos. Aunque se esfuerza por adaptarse, la nueva etapa en Madrid le trae más dudas que respuestas. Vivir con su hermana Lucía, mientras sus padres permanecen en Barcelona, la obliga a enfrentarse a su independencia de una manera que nunca imaginó. A pesar de su carácter extrovertido una vez se siente cómoda, Diana se siente perdida en un mar de expectativas y nuevas experiencias.
Pero su vida dará un giro inesperado cuando se cruce con Axel, un chico cuyo magnetismo parece capaz de desordenarlo todo. Axel es guapo, seguro de sí mismo, y su presencia genera una tensión eléctrica que Diana no puede ignorar. Entre encuentros casuales, miradas furtivas y una atracción que no sabe cómo manejar, ambos se verán atrapados en un torbellino de emociones que podría cambiar el rumbo de sus vidas.
Sin embargo, no todo es lo que parece. Axel tiene un lado complicado, un chico que no está dispuesto a comprometerse y cuya actitud juguetona podría hacerle más daño del que ella cree estar preparada para soportar. Y mientras Diana empieza a preguntarse si realmente debe dejarse llevar por lo que siente, se da cuenta de que las decisiones que tome no solo afectarán su futuro, sino también su relación con las personas que ama.
Entre secretos, giros inesperados y la constante lucha por encontrar el equilibrio, el viento que los une podría arrastrarlos a lugares que ni ellos imaginan. Y lo que parece ser el comienzo de una historia intensa podría convertirse en un desafío mucho mayor de lo que Diana había anticipado.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.