El Destino de los Corazones Eternos: Bell y Freya

Capítulo 1: El Destino de Dos Almas
La luna llena iluminaba Orario con una serenidad engañosa. Bell Cranel, un joven aventurero de cabello blanco y ojos llenos de determinación, caminaba por las calles vacías tras una agotadora jornada en el Calabozo. Su mente estaba nublada con preguntas sobre su crecimiento como héroe.

Freya, desde lo alto de su torre, observaba al joven con ojos brillantes, como si el destino mismo le hubiera señalado. Su atracción por Bell no era solo física, sino espiritual. Él era el alma pura que había estado buscando durante siglos.

Sin previo aviso, un misterioso temblor sacudió la ciudad. Un monstruo nunca antes visto emergió de las profundidades, rompiendo la tranquilidad nocturna. Bell corrió hacia la plaza principal, donde el caos se desataba.

A lo lejos, Freya sonrió. Este sería el comienzo de su encuentro directo.

El monstruo rugía, su figura titánica reflejaba un poder desconocido. Los aventureros del Gremio luchaban, pero caían uno tras otro. Bell, con su cuchilla Hestia, se lanzó al ataque, esquivando por puro instinto las garras de la criatura.

Mientras tanto, Ais Wallenstein observaba desde una distancia prudente, evaluando la situación. Aunque estaba lista para intervenir, algo en su interior le decía que Bell necesitaba enfrentar esta batalla por sí mismo.

Líderes de otras familias, como Loki y Hermes, también estaban atentos. La aparición de este monstruo era un misterio que desafiaba todo lo conocido.

Bell logró herir a la criatura, pero su fuerza no era suficiente para derrotarla. Cuando todo parecía perdido, Freya apareció en la escena, rodeada de un aura plateada que hizo que el monstruo titubeara. Sin pronunciar palabra, extendió su mano, y una ola de energía pura envolvió a Bell, dándole la fuerza necesaria para lanzar el golpe final.

Tras la derrota del monstruo, Freya se acercó a Bell. Su voz era como un susurro encantador.