El mundo no terminó con un estallido ni con un susurro, sino con un suspiro ahogado entre fiebres y dientes quebrados. Una plaga sin nombre, un virus que no perdona ni a los justos ni a los crueles, arrasó con las fronteras, los gobiernos y las religiones, dejando únicamente el eco de lo que alguna vez fue la humanidad.
En las ruinas de ciudades devoradas por el tiempo y el miedo, los supervivientes no luchan solo contra los infectados -esas sombras de lo que una vez fueron personas-, sino contra el peso de sus propias decisiones. Cada paso es un dilema, cada encuentro una moneda al aire entre la vida y la muerte. ¿Qué significa ser humano cuando el hambre consume el alma antes que el cuerpo? ¿Cuánto vale una promesa cuando las palabras ya no tienen peso?
Pero el fin del mundo nunca es realmente el final; siempre hay alguien dispuesto a reconstruir, a controlar, a manipular. Comunidades que nacen entre cenizas, líderes que prometen redención mientras esconden cadenas tras sus sonrisas, científicos que juegan a ser dioses con frascos de vidrio y soluciones parciales.
En este mundo roto, no hay héroes ni villanos, solo personas tratando de sobrevivir. Cada decisión deja una cicatriz y cada vida que se pierde es un recordatorio de que quizás, solo quizás, la verdadera amenaza no fueron nunca los infectados, sino el reflejo que vemos en el agua turbia de un charco después de la lluvia.
Aquí no hay finales felices, solo preguntas sin respuesta y el eco lejano de lo que alguna vez llamamos esperanza.
Desde que salió el juego Miside, miles de personas compraron el juego por la maravilla que era este, por supuesto, yo también era uno de esos usuarios
pero........
No me quejo de entrar al mundo y enamorar a las Mita's, pero muchas cosas pueden pasar.
Según Tn, el autor está de su lado y será una vida muy peculiar.