-𝑼𝒏 𝒓𝒆𝒇𝒖𝒈𝒊𝒐 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒕𝒐𝒓𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂-

Nico se sentía atrapado, como si estuviera caminando en círculos, sin saber cómo salir de esa rutina que lo desgastaba, Habría llegado a un punto donde ya no encontraba forma de escapar de su propia cabeza, y aunque le costaba admitirlo, sabía que necesitaba ayuda urgentemente.

Así que, finalmente, un día se armó de valor y decidió dar el paso que tanto había estado evitando: ir a terapia con un profesional.

Fue allí donde conoció a un psicólogo, un hombre con una mirada tranquila, pero con algo en su voz que transmitía seguridad y mucha serenidad, como si todo estuviera bajo control, incluso cuando Nico no podía ver el camino claro y las sombras tapaban su luz de esperanza, al principio, cada sesión era una batalla interna para Nico.

Se sentaba allí, tensando cada músculo de su cuerpo, buscando excusas para no abrirse y no hablar de sus problemas, para no dejar que alguien más viera esas partes que no entendía ni él mismo.

Pero, poco a poco, algo fue cambiando. El psicólogo no forzaba nada, no le imponía soluciones, simplemente escuchaba, y con cada palabra, con cada pequeño gesto, Nico empezó a sentir que tal vez no estaba tan solo como pensaba en aquel bucle sin fin.