Fool's gold

Martin aún recordaba el tacto de esos labios sobre los suyos, claro que lo hacía. Le había sido imposible localizarlo después de eso, y se dio por vencido.
Lo último que esperaba era que el destino (o su madre) volviese a poner a ese chico delante de sus narices, pero sin que pudiese volver a tocarlo, porque su madre se había enamorado del padre de Juanjo, y ahora tendrían que pasar todo el verano en la misma casa.
Algo prohibido en toda regla, algo que, desde luego, no podía ser. Bajo ninguna circunstancia podían tocarse, ni enamorarse.