Ellos tenían una peculiar tradición que los unía más que cualquier amistad típica. Aunque vivían en la misma ciudad, nunca se veían. En lugar de eso, intercambiaban cartas cada semana, dejando las hojas cuidadosamente dobladas en el columpio lila y verde. Era un refugio mutuo donde ambos podían ser completamente honestos, aunque jamás tocaran el tema de lo que realmente era importante, su identidad.All Rights Reserved
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