A Asia siempre le habían dicho que era fuerte, pero nadie imaginaba cuánto le había costado serlo. Con treinta años y sin haber tenido su primer novio, Asia no evitaba el amor; simplemente, no lo buscaba. Su energía masculina, como solían llamarla quienes la conocían, era su armadura: una fortaleza construida a base de decepciones, traiciones y palabras que aún resonaban en su mente como ecos de guerra.
Habían sido más de diez hombres quienes, uno tras otro, desgarraron su confianza, dejando cicatrices invisibles que se acumulaban como los anillos de un árbol. Algunos con mentiras suaves, otros con silencios punzantes. Asia aprendió a reconstruirse sola, cada vez más fuerte, cada vez más cerrada.
Pero, en el fondo, Asia no era inmune al anhelo. Había noches en que las grietas de su coraza dejaban entrar un destello de esperanza, una pequeña voz que le preguntaba si aún quedaba algo de ella que pudiera ser amado, si alguna vez sería posible confiar de nuevo.
Esa pregunta era el inicio de todo.
Tener un futuro planeado, un destino escrito y una vida lo suficientemente calculada no es impedimento para que, sin verlo venir, te enamores.
Rhue Volkova, es una chica que lleva un caos arrasador dentro de ella, peligroso y destructivo para cualquiera, pero adictivo para Atenea Gray. Mientras sus encuentros son lo menos que quiere Rhue, Atenea disfruta cada instante, mientras una piensa que son dos polos opuestos, la otra piensa en lo mucho que se pueden atraer, mientras una hace todo para alejarse, la otra corre detrás queriendo alcanzarla.
Ahora, en un mundo incierto, donde nunca terminas por conocer a una persona, ¿Podrá Gray conocer por completo a Volkova? ¿Podrá aceptar lo que conlleva quererla?