Lupita siempre había considerado a Kass como su mejor amiga, esa persona en quien podía confiar ciegamente y con quien compartía risas, secretos y sueños. Sin embargo, con el paso del tiempo, Lupita comenzó a notar algo diferente en la manera en que la miraba y cómo su corazón se aceleraba cada vez que Kass estaba cerca. Al principio, trató de ignorar esos sentimientos, convenciéndose de que solo eran producto de la cercanía y el cariño que siempre habían compartido.
Pero mientras más tiempo pasaba, más difícil se le hacía ocultar lo que sentía. Las miradas prolongadas, el deseo de estar siempre cerca y los nervios que la invadían al tocarla eran señales imposibles de ignorar. Lupita comenzó a luchar contra sus propios pensamientos, sintiendo miedo de perder su amistad si confesaba la verdad.
Finalmente, se dio cuenta de que no podía seguir negándolo: estaba enamorada de su mejor amiga. Ahora, Lupita enfrenta el desafío más grande de todos, acepta sus sentimientos y decide si debe arriesgarse a abrir su corazón o guardar su secreto para siempre.